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Busco en la ciudad mi sendero de creaciones
En las raíces de los árboles me abrazo fuertemente
Encontrando mis dudas recientes e inertes
Con el rostro mojado en la lluvia de vacaciones.
Dulce y bastardo me mira un pájaro
Me he cansado de mirar solo rostros estupefactos
Pobres de silencio e ilusiones
Y escupidos de blasfemicas oraciones.
Yo, rama de sauce viejo y terco
Vacilo respuestas a este infierno
Imagino caminos crudos de limitaciones
Mejor, espero ansiosa cada día
Las nubes que flotan en mi techo
Dulces y cercanas como el planeta sobre mi cabeza.
Se parecen a lo que un día fuimos
Me rodean trapos viejos y recuerdos que me agobian
Un par de cigarrillos y una lagrima en mis dedos.
Palabras sucias han roto mis ojos
Y dulces versos tocan mis ácidos labios.
Cubro todos los días desde hoy
Mis ojos de tristeza desterrada.
Mis manos ya no tocan más sus cuerdas
Ni mis labios susurran canciones en su boca.
Lo ha marchitado el tiempo y la noche
Y en sus ojos descansa la tristeza, sin reproches.
Padre de la derrota y dos errores
Marchita tres veces más nuestras flores.
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Busco las respuestas
Buscándome cuando salgo
A buscarte otra vez
¿Como entenderme?
No logro entenderte.
Mascando mis dientes
Escucho el televisor
Hoy no hay nada que oír
Pues tu voz me persigue
Como versos vivos
Que quieren salir
Conjugaciones cósmicas
De juegos complejos
De miedo y vergüenza
¿Que quieres de mí?
Torciste la cabeza
Desde el cielo a la tierra.
Tome tu piel
Y la escondí en mi boca
Ahora es mía…
El campo minado de tu vida
Imprime en nuestras risas
Las cicatrices de la lejanía.
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Hoy me he encontrado con la sombra de la luna
Sombra radiante, de aura y resplandor
Bañada en plata y cristal,
Besada por pájaros y por el mar.
Buscado en el horizonte, ¿quien la ha de hallar?
Sombras de pétalos y árboles
En el consuelo del ancho mar.
Entre los ruidos rojos
Y las banderas de sucio agitar
Se esconde el silencio de la mirada
De los fragmentos por estallar.
Te quiero
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.
Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.
Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
M.Benedetti
La agudeza de la música
Hace delirar la angustia
La rabia se expandía
Y la noche orgiástica se hacia
Finales oscuros e inmensos
Oxidables y alcanzables
Ese frenetismo mentalizado
De alguien a existir obligado
Sin sentidos los versos
De cada línea de esta poesía
Mas tu sangre, que fue mía
Es ahora una elegía...
Hoy el asqueroso sonido
Exacerba mis oídos
Escapas poco a poco
Y huyes corriendo desesperado,
Nadie corrió tras tuyo
Tus mutilados pasos los trago el viento.
Hoy esta triste el cielo
Y tú, llegas caminando
Yo, no espero a nadie...
Todos corren desesperados.
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Agónico despojo
Ya no eres mas que un ser errante
Ojos misántropos de mente azul
Encerraste mi alma en un baúl
Buscando cordura mientras soñaste.
En el desembarco de los tormentos
Las tristezas están atropelladas
Y de nuestras mentes hoy despojadas.
En una hora, huyen los momentos.
No espero vivir nuevamente
Tus palabras y versos inminentes,
Es ahora cuando falta soledad.
Quien espera infinitamente hoy
Mañana olvidara donde voy…
Hoy, me elevo desde la mitad.
Era un día como hoy, un cielo latente y naranjo.
Una gota de lluvia apago su cigarrillo
Miro al cielo, no vio más que silencio…
Dos gotas rozaron sus mejillas,
Una era de lluvia, la otra, nuevamente era el recuerdo.
Creía que ya nada lo sorprendía…
La ignorancia se comía sus huesos
Y ya era tercera vez que nacía.
El hambre sacudía sus sentidos
Y la sombra de las nubes
Le susurraban al oido…
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