El silencio inmutable de mi guarida
hace esta noche fría,
no oigo mas que el choque
de las polillas contra mi ventana
y el chillar espeso de una cama.
los insípidos personajes
se escurren por mi desorbitada mente,
un cigarrillo se extingue entre mis dedos
y una voz azul golpea mi silencio.
una taza de café me espera
con dos cucharadas de azúcar y una de sal.
suena el reloj,
aquel que me acompaña desde siempre,
un tanto agitado -no miente...-
una torre de libros espera a ser leída
y el congojo salobre del latir
ya es lo único que logro oír.
huele a cigarrillo,
una paz intranquila me rodea.
me perdí en el laberinto sin fin de mi alfombra.
hoy el tiempo me persigue
para mañana... falta una hora.